La imagen que proyectamos es nuestra carta de presentación, de ahí el dicho de “la cara es el espejo del alma”, pero añado que no sólo la cara, sino el aspecto en general que llevamos a diario es lo que muestra como somos, por eso sin hablar si quiera somos capaces de intuir cómo es cada persona, si nos gustará o será afines a nosotros o no, etc. Por este motivo tratamos de mejorar nuestra imagen cada día, queremos agradar, gustar y mostrar lo mejor que podemos dar. Es algo natural y un principio básico del instinto de supervivencia animal, sobreviven los más fuertes (en el caso de los hombres) y las más bellas (por evidencias de fertilidad) en el caso de las mujeres.
Para conseguir esa belleza somos capaces de hacer cualquier cosa, desde gastarnos más de 200€ en una crema anti-arrugas hasta pasar por quirófanos para reducir la grasa corporal o un sinfín de cosas inimaginables ya. Pero de todas las preocupaciones físicas la más notable es el cabello, debido a que es lo primero que resalta cuando conoces a alguien. Dependiendo de cómo lo tenga te revelará cosas de su carácter: por ejemplo, si es muy moreno te proyecta fuerza o personalidad y si es claro te transmite dulzura o ternura, si es graso parece una persona descuidada, el cabello largo y rizado es atractivo en las mujeres y el canoso en los hombres igual. Pero todo esto no es por casualidad ni porque alguien se haya inventado un standard de cómo son las personas según el tipo de cabello que tengan, esto es genética y está basado en la observación. Lo hemos aprendido con el paso del tiempo y esta sabiduría ha quedado impregnada en nuestros genes para ayudarnos a reconocer al mejor procreador. De ahí nuestro interés por parecer más atractivos, queremos mostrar que somos más fértiles que los demás, queremos ser los elegidos y no pasa nada por ser así, no es vanidad, es la consecuencia de ser un animal.
Pero si lo has observado, cada vez tenemos más problemas con el pelo, hay mucha gente con caspa, pelo muy seco, seborrea o caída del cabello de forma anormal. En los países más industrializados ya no vemos esas melenas larguísimas y sanas que lucían antiguamente las mujeres, sin embargo sí que las tienen en los países más pobres y con menos recursos, ¿no te preguntas por qué? Pues la respuesta es efectivamente esa que piensas, no se necesitan cosméticos caros, ni lujosos para tener un cabello sano y cuidado, el secreto es saber que elementos naturales utilizar según tu tipo de cabello y es precisamente esto lo que te vamos a desvelar a continuación:
Rutinas de cuidados capilares:
1. Lavado: cada vez que te laves el cabello trata de hacerlo con champús suaves que utilicen tensioactivos naturales respetuosos con el cabello y el cuero cabelludo (evita los que tengan ammonium laureth sulfate, ammonium lauryl sulfate, sodium laureth sulfate y sodium lauryl sulfate). El pH del mismo debe tener un pH lo más parecido posible al del cabello (entre 4,5 y 7 cómo máximo). Existen plantas como el shikakai o el polvo de sidr que contienen saponinas y son capaces de lavar el cabello de forma natural sin necesidad de añadir ningún tensioactivo adicional. Otra forma de lavar el cabello es con arcillas, como el rhassoul (haciendo una pasta con agua o utilizándolo directamente en polvo para limpiar en seco). Ninguno de estos ejemplos producen espuma pero limpian en profundidad y son las opciones más naturales que existen de lavar tu cabello.
Para el enjuague sería conveniente utilizar un agua blanda ya que las aguas duras contienen mucha cal y ésta le quita brillo al pelo. Si el agua de tu ciudad es dura puedes terminar el enjuagado con una solución ácida para cerrar la cutícula y que el pelo se quede más suave y brillante. Estos enjuagues se pueden preparar fácilmente con agua destilada y un poco de jugo de limón o vinagre de manzana. Puedes preparar diferentes tipos con infusiones de hierbas apropiadas para tu tipo de cabello como por ejemplo de cola de caballo, salvia, romero, menta, tomillo, ortiga verde, henna, hierbas ayurvédicas o con infusión de hibisco, que ya de por sí es ácida y no necesitarías de ningún otro elemento para bajar su pH.
La temperatura del agua debe ser templada o fría, nunca caliente ya que abre la cutícula y además promueve la sobreproducción de sebo.
2. Desenredado: después del lavado es recomendable utilizar algún acondicionador en las puntas con el objetivo de facilitar el peinado y al mismo tiempo fortalecer y proteger el cabello de las agresiones. Para ello podemos utilizar algún aceite vegetal (de brócoli, argán, aguacate, almendras dulces, avellana, germen de trigo, etc.) o acondicionadores elaborados con emulsionantes especiales para el cabello (como el BTMS) y con activos suavizantes como la inulina, ceramidas, pantenol, proteína de seda o de arroz, miel, fitoqueratinas, etc. Al mismo tiempo, el cepillo que utilices para peinarte debes mantenerlo limpio (sin restos de cabellos) y lavarlo frecuentemente dejándolo en remojo durante unos 20 minutos en agua templada con un poco de bicarbonato de sodio y a continuación dejarlo secar al aire libre.
3. Mascarillas: al menos una vez a la semana trata de ponerte una mascarilla nutritiva en el cabello, lo fortalecerá y reparará los daños que haya podido sufrir (sobre todo en las puntas). Cuanto más tiempo la tengas puesta mejor, puedes ponértela unas horas antes de ducharte (muy recomendable) y después lavarte el cabello de forma habitual o aplicarla tras el lavado dejándola reposar al menos 15 minutos para que actúe lo máximo posible. Puedes preparar mascarillas frescas elaboradas con frutas (como el aguacate o el plátano), huevos, yogurt, miel y añadirle aceites vegetales, mantecas, hierbas y otros activos adecuados para tu cabello.
4. Tintes: si vas a teñir tu cabello hazlo con tintes naturales, existen muchas plantas capaces de proporcionar color al cabello sin dañarlo ni rompiendo su estructura original, todo lo contrario, lo nutren, refuerzan, estimulan su crecimiento y le aportan brillo. La hierba más conocida y utilizada para tal fin es la henna, que tiñe de color anaranjado, pero mezclada con otros elementos como el índigo, el romero, la cáscara de nuez, la flor de hibisco, la manzanilla, el polvo de amla, etc. se pueden conseguir bastantes tonalidades y siempre con acabados mucho más naturales que con los tintes convencionales y si, cubren las canas en su totalidad (lo hemos comprobado personalmente).
Cuidados específicos según el tipo de cabello:
Cada tipo cabello, al igual que la piel, necesita de cuidados específicos. Por ejemplo las personas con el cabello graso poseen suficiente nutrición e hidratación en su cuero cabelludo gracias al sebo secretado de forma natural por sus glándulas sebáceas y por lo tanto no necesitan la adición de aceites vegetales en la raíz para lograr ese fin, sin embargo si sería conveniente tratarlo con activos que ayuden a regular ese exceso de sebo para evitar tener la sensación de “pelo sucio” y proyectar la imagen de persona descuidada. Por el contrario, aquellas que tienen el cabello seco o teñido necesitan un extra de nutrición e hidratación para evitar que el cabello pierda su humedad y se vuelva seco y quebradizo. Por este motivo es importante conocer primero nuestro cabello para darle justo lo que necesita y será lo que veremos en detalle en el próximo artículo.
Fuentes consultadas: aroma-zone.
Julia
Acabo de descubrir Esta página me encanta me parece todo de gran ayuda me quedo por aquí.
comohacerjabones.com
Muchas gracias por tu comentario Julia, nos alegra mucho que te guste. Saludos!
jabonela51
muchas gracias x compartir tantos conocimientos, ma ayudaron muchisimo. saludos desde Argentina. Esperamos ansiosamente el libro de cosmética natural. cariños
comohacerjabones.com
Muchas gracias por su comentario! es un placer. Un abrazo enorme!