La manteca de cerdo se ha usado desde antaño para elaborar jabones de uso doméstico ya que es una grasa muy económica (en España incluso la regalan porque sobra después de hacer las matanzas) y las características del jabón resultante son bastante aceptables, que veremos a continuación:
Produce pastillas muy duras, con espuma duradera, limpian y desengrasan bastante bien y además son muy duraderas (tiene un buen índice de yodo), aunque por su bajo acondicionado y burbujas no nos agradará su uso como jabón para la higiene del baño, por lo tanto podremos usarlo en un porcentaje del 100% como jabón de limpieza del hogar, o al 30% como máximo para jabón cosmético, y fundido junto los aceites base, ya que no tiene cualidades cosméticas que pueda brindar al jabón.
Se suele utilizar para elaborar bases de jabones transparentes ya que se obtiene con ella muy buenos resultados en transparencia.
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Propiedades físicas al saponificar:
- Dureza: 57.
- Burbujas: 34.
- Persistencia: 47.
- Limpieza: 43.
- Acondicionado: 37.
- Yodo: 57.
- INS: 139.
¿Cómo hacer manteca de cerdo?
Si en tu zona no la puedes encontrar fácilmente, es muy sencillo hacerla a través del tocino de cerdo, para ello tendremos que seguir los siguientes pasos:
- Lavarlo bien, quitar la corteza y cortarlo en cubitos.
- Calentar el tocino en un cazo (a fuego medio) hasta que se disuelva por completo. Es un líquido oscuro transparente y los trozos duros fritos que flotan son los chicharrones, que se pueden comer ¡aunque sin abusar que son pura caloría!
- Filtraremos este aceite con un colador muy fino (también nos puede valer una media de espuma) y lo verteremos en un recipiente sin taparlo.
- Al enfriarse comprobaremos que se va formando la manteca de color muy blanca. Cuando esté sólida la taparemos y guardaremos para poderla utilizar en nuestros jabones (o en la comida que se te antoje).